En España, según los últimos datos del INE, las compraventas de viviendas inscritas en los registros de la propiedad aumentaron con respecto a 2015, así como también lo hizo el número de hipotecas.
Con el Euribor situado en valores negativos, las circunstancias son propicias para quien quiera convertirse en propietario, pero puede haber obstáculos que se interpongan como por ejemplo adquirir una vivienda que ya está hipotecada. En este caso, se puede optar desde subrogarse al préstamo hipotecario del vendedor hasta constituir una nueva hipoteca, bien con la misma entidad o con la que el comprador elija.
Subrogación hipotecaria
La subrogación hipotecaria consistiría en sustituir al vendedor como titular de la hipoteca ya existente, lo cual permite al comprador ahorrarse una serie de gastos relevantes como es el impuesto de Actos Jurídicos Documentados que oscila entre el 0,5% y el 1,5% de la responsabilidad hipotecaria, algo que estuvo en boga durante la época de la burbuja y que hoy en día prácticamente no se da, pues a la banca no le conviene aceptar subrogaciones de hipotecas anteriores a 2008, año en que el Euribor empezó a desplomarse y los diferenciales a subir; ahora las entidades prefieren otros tipos y plazo.
Negociar condiciones de la hipoteca
Otra posibilidad es negociar las condiciones de la hipoteca, para lo cual habría que proceder a una renovación del contrato, lo que conlleva unos costes adicionales, que suelen ser vía productos que vinculan al cliente con la entidad y que hacen disminuir el diferencial pactado.
Solicitar mejores condiciones
La tercera opción sería acercarse a la entidad preferida por el cliente y buscar unas mejores condiciones, pero en este caso habrá que soportar los gastos de constituir una nueva hipoteca y el vendedor tendrá que cancelar la suya.
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