El urbanismo en Londres ha sido casi intocable desde el siglo XVIII, la gran urbe londinense tiene una gran extensión, formada por edificios de baja densidad diseñados como casas unifamiliares, y caracterizados por la representación arquitectónica según la época en la que se construyeron.
Londres se rige por una política de conservación de edificios muy estricta, debido a la preservación de los estilos arquitectónicos que dotan de identidad cada barrio de la ciudad, por lo que no se puede alterar ni fachadas, tejados ni elementos arquitectónicos que definan su estilo. Además en algunos edificios deben restaurarse elementos internos como escaleras, puertas o molduras para seguir manteniendo su aspecto original.
Casas Iceberg
Por tanto, llegado a este punto de no transformación, los propietarios que desean ampliar sus viviendas, han optado por hacerlo hacia abajo. Las llamadas casas Iceberg, caracterizadas por sótanos que llegan a triplicar la superficie de la casa en cuestión, por tanto nos encontramos con casas normales a vista de calle pero que esconden grandes extensiones en su interior.
Esto es posible, gracias a un vacío legal que existe del subsuelo de Londres, los estudios arquitectónicos se dieron cuenta que no existía ningún impedimento en la construcción subterránea por tanto empezaron a idear las llamadas casas Iceberg.
Las casas Iceberg se caracterizan por ser contener gimnasios y trasteros, piscinas, bodegas, dormitorios de invitados, salas de cines y un sin fin de características que hacen de este tipos de viviendas autenticas mansiones subterráneas.
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