El papel pintado es una opción muy interesante para decorar nuestra casa además de ser una herramienta útil para cubrir paredes muy castigadas. Aunque hoy por hoy la pintura sigue siendo la reina de las paredes, siempre podemos optar por empapelar una estancia para darle un aire más personal y hacer sus paredes más resistentes al trasiego de la casa. El empapelado puede ser una elección perfecta para cubrir la sala de estar o la habitación de los niños. Además, es una tarea sencilla que sólo requiere seguir estas instrucciones con un poco de paciencia.
Lo primero que tendremos que saber es cómo son las paredes. Si las paredes son lisas, nos vale cualquier tipo de papel, pero, si son irregulares, recurriremos a papel espumante, con relieve o papeles estampados con dibujos más grandes. Si están muy desconchadas tendremos que repararlas con fibra de vidrio o masillas especiales para reparar paredes.
Respecto a la cola que vamos a utilizar, hay que tener presente el tipo de papel pintado. Si es papel de vinilo, recurriremos a un adhesivo especial para este tipo de papel. Existe una cola estándar para el papel pintado normal, aunque, si es especialmente ligero, necesitaremos un adhesivo multicelulósico. En el caso de que el papel sea grueso, existen pegamentos especiales reforzados con resinas sintéticas para fortalecer el empapelado. Si queremos evitarnos la engorrosa tarea de encolar, siempre podemos recurrir a los papeles autoadhesivos. Nuestra ferretería o tienda de bricolaje habitual nos proporcionará el material necesario.
Cómo preparar la pared
Las grietas que pudiera haber en la pared las cubriremos con pasta de relleno y una espátula. Después taparemos con una venda y alisaremos, recurriendo a pasta de enlucido. Esto nos dejará todo listo para empapelar.
Para poner papel sobre paredes nuevas o enyesadas, tendremos que aplicar una imprimación de yeso un día antes (o bien encolar, también las 24 horas antes). Esta imprimación no sólo reduce la porosidad de la pared, también el papel se pega mejor y se retira con facilidad si decidimos cambiarlo.
En las paredes que ya estaban empapeladas tendrás que eliminar el papel pintado utilizando productos especiales que hay para tal efecto en tiendas especializadas. Una vez que ha pasado el tiempo necesario para que actúe el producto, hay que quitar el papel con una espátula de arriba abajo. Las paredes que tienen pintura requieren un lavado y un lijado previo antes de poner el adhesivo.
Cortar el papel y encolarlo
Primero mediremos la altura de la pared sin contar el rodapié. A la medida que nos salga le pondremos 10 cm. de margen para los cortes y marcaremos con un lápiz. Así cortaremos la primera tira de papel. Si el papel tiene racor, cortaremos tiras a medida que las vayamos utilizando. Si no lo tiene, lo mejor es cortarlas todas a la vez para evitar errores.
Añadimos a cada tira la altura del racor y marcaremos con números el orden en el que vayamos a colocar las tiras. Empezamos a poner papel desde la ventana. Desde ésta y mirando hacia ella, se colocan en sentido contrario a las agujas del reloj.
A 50 cm. de la ventana soltamos la plomada desde el techo (la medida resulta de descontar 3 cm. al ancho del papel) y trazamos una línea. Colocaremos las tiras sobre una mesa con la parte pintada boca abajo. Preparamos la cola y la dejamos reposar durante 10 minutos.
Con una brocha llenamos de adhesivo la mitad de la tira, procurando cubrir bien de pegamento los extremos del papel. Siempre encolaremos del centro a los bordes. Doblamos la zona que hemos encolado sobre sí misma sin doblar el pliegue. Después repetir lo mismo con la otra mitad de la tira y dejar que el papel repose con la cola durante diez minutos. Este tiempo será menor cuanto más ligero sea el material.
En el caso de vinilo, que ya viene encolado, sólo hay que llenar de agua un recipiente grande con un mínimo de 55 cm. de ancho para empapar las tiras y pegarlas después.
El proceso de empapelado
Cogemos el papel por la parte superior y lo colocamos en la parte alta de la pared, manteniendo plegada la parte inferior -esto evitará que el papel se pegue en la zona inferior de la pared antes de tiempo-. Alineamos la tira de papel con la línea que antes hemos trazado dejando en el techo un margen sobrante de 3 a 5 cm. Iremos pegando el papel de abajo arriba, eliminando los huecos de aire empujándolos con un paño hacia los extremos.
Dejamos que caiga la parte inferior de la tira y la vamos pegando de la misma manera. Ponemos el resto de las tiras, usando como referencia la última tira que hayamos puesto. Tendremos cuidado a la hora de acoplar las tiras de papel, ya que los bordes de unión tienen que ser inapreciables. Con un rodillo sobre las juntas evitaremos que se noten.
Una vez que se haya secado el adhesivo del papel, tendremos que recortar el papel sobrante del techo y del rodapié. Para ello podemos usar un cutter apoyado en una regla o bien tijeras, con cuidado de no romper el papel. Si quedasen burbujas de aire, tendremos que pincharlas con una aguja antes de que el adhesivo se seque y pegar de nuevo con cuidado.
Los rincones difíciles
Existen algunos lugares menos accesibles donde empapelar nos costará un poco de esfuerzo y destreza. Es el caso de los enchufes e interruptores: primero tendremos que quitar la corriente y retirar el embellecedor y, a continuación, realizar una cruz formando dos diagonales que corresponden a las diagonales del cuadrado del interruptor. Plegaremos hacia el interior el papel cortado y fijaremos de nuevo el interruptor.
Para empapelar la zona trasera de un radiador, deberemos hacer unas incisiones horizontales en el papel para poder rodear los soportes y los tubos. Para pegarlo, podemos recurrir a una escoba y cubrir las cerdas con un paño. Así, empujaremos el papel con la escoba, pegándolo a la pared, por detrás del radiador.
Las esquinas suponen otro de los lugares de difícil acceso. Lo primero que hay que hacer es poner la tira en el ángulo, pero con un trozo de papel sobrante de algunos centímetros. Para que esté bien nivelado, podemos recurrir a una plomada.
Apoyado en una regla, cortaremos con un cutter el sobrante y retiraremos lo que hemos cortado, siempre con la regla como guía para evitar que el papel se rompa. Por último, levantamos el borde para retirar el recorte de debajo y volvemos a pegar, alisando los bordes.
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